¿En qué quedó el proceso de paz urbana con bandas criminales de Medellín?

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Vestidos de blanco y sentados en una especie de mesa redonda fue como el país conoció los rostros de los líderes de los grupos armados organizados que por años pusieron en jaque el orden público y la seguridad de Medellín y el Valle de Aburrá, y que hoy pagan una condena.

Entre los rostros que la sociedad pudo ver estaban: Juan Carlos Mesa Vallejo, alias ‘Tom’; Jorge de Jesús Vallejo Alarcón, alias ‘Vallejo’; Gustavo Alfonso Pérez Peña, alias ‘el Montañero’; Camilo Rendón Castro, alias ‘el Saya; Albert Henao Acevedo, alias ‘Alber’; y Freyner Ramírez García, alias ‘Carlos Pesebre’.

Diálogos de paz en Medellín

Mesa de diálogo con estructural criminales del Valle de Aburrá

Foto:

Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Todo sucedió en la tarde del 2 de junio de 2023 cuando el entonces Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, instaló en la cárcel de alta seguridad La Paz de Itagüí el Espacio de Conversación Sociojurídico para la Paz Urbana.

Desde ese día han pasado más de 8 meses en los que se han realizado en el centro carcelario constantes encuentros y conversaciones que han permitido avances que muy pronto serán anunciados a la comunidad y al país.

Luis Guillermo Pardo, director del Observatorios de Paz del Politécnico Jaime Isaza Cadavid y quien fue designado como facilitar de paz en el proceso en Itagüí, asegura que la mesa va por buen camino, solo hubo una situación que hizo que el proceso haya “perdido un poco la dinámica que traía”.

Corresponde a la salida de Danilo Rueda como comisionado de Paz, en noviembre del año pasado, cuando la mesa estaba cerca de presentar el acuerdo puntual de la agenda temática con los voceros y por parte de la delegación del Gobierno, así como los protocolos para avanzar en el proceso.

La agenda es la ruta de conversación que guiará el espacio socio jurídico en los próximos meses, temas a través de los cuales se crearán las condiciones para llegar a la desarticulación de las estructuras armadas ilegales del Valle de Aburrá.

Uno de los temas que allí se plasma, por ejemplo, son las economías ilegales de las que las organizaciones participan. Van desde el tráfico de drogas en pequeñas dosis, la extorsión, pagadiarios, juegos de azar, protección violenta y otras.

La agenda temática y varios protocolos están en un borrador que están en discusión y que fueron presentados por la delegación a los 17 voceros y que esperamos ya en este mes de febrero, reactivado por completo la situación, podamos presentar públicamente”, dijo Pardo.

Esta reactivación, comenta el facilitador, corresponde a la llegada de Otty Patiño, quien hasta noviembre de 2023 fue el jefe de la Delegación del Gobierno Nacional en la Mesa de Diálogos para la Paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), por designación del Presidente de la República, Gustavo Petro.

“El comisionado debe establecer su criterio. Ya hay un primer borrador acordado, falta la última revisión del comisionado de paz Otty Patiño, para encontrar la hoja de ruta definitiva, ir adelantando los protocolos pertinentes y los acompañantes, los garantes, conformar la veeduría, la verificación que también va a ser importante en el conflicto urbano”, agrega Pardo.

La dinámica que tomó el proceso, por los cambios que se han presentado en el camino, quedó al descubierto cuando los voceros de las bandas, quienes han manifestado su intención de paz en reiteradas oportunidades, emitieron días atrás un comunicado donde pedían al presidente Petro “acelerar el camino de Paz Urbana’ y permitir una mayor participación de la población civil y autoridades territoriales al espacio.

“Solicitamos a el señor presidente fortalecer la delegación de paz del Gobierno Nacional haciéndola más plural con dos senadores o senadoras de la oposición, un delegado del gremio empresarial, un delegado Gobernación de Antioquia, un delegado de los municipios del Área Metropolitana y un delegado de la iglesia”, dice la petición.

Comenta Pardo que esta es una muestra clara de “que continúan con la voluntad de paz, quieren ser actores de paz urbana, quieren ayudar a desmontar ese escenario de conflicto urbano. Eso es demasiado trascendente”.

Y agrega: “Este proceso puede estar cerca de llegar a un punto en que necesita una presencia mucho más global de la comunidad internacional (...) Están tan interesados por configurar y desarrollar el proceso de paz urbana, que están pidiéndole al comisionado Otty Patiño que se reúna con ellos a la mayor brevedad. Eso muestra que el proceso va”.

La Mesa de DDHH del Valle de Aburrá que recoge organizaciones de las 16 comunas, cinco corregimientos y del área metropolitana, emitió un manifiesto donde anunció la creación de un comité de impulso con el propósito de aportar desde el diálogo a la formulación y construcción de una agenda de la sociedad civil para lograr la paz urbana.

Según uno de sus voceros, “sería muy importante que se llegue desde la sociedad civil presentando, no iniciativas, sino todo lo que se ha trabajado y llegar a que ellos conozcan de primera mano por qué esta sociedad quiere la paz, por qué esta sociedad no quiere que continúen todas estas situaciones”.

Esta no es la primera vez que en Medellín se adelanta un proceso de paz urbana. En los años 90 se hizo con las Milicias Populares del Pueblo y para el Pueblo (Mppp) y el Movimiento Independiente Revolucionario Comandos Armados (Mir-Coar).

Sigue faltando un actor armado

Aunque ‘la Oficina’ y las dos estructuras más que tienen vocería en la cárcel convocan el 80 por ciento de las bandas que tienen asiento en el Valle de Aburrá, en la subregión también están las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) o ‘clan del GOlfo’ como les llama el Estado.

Por un lado se ubican en la parte alta de Villa Hermosa, más exactamente en el barrio La Sierra, al igual que en el Occidente de la capital antioqueña, a través de alianzas con organizaciones que controlan la zona.

Reseña la Defensoría del Pueblo en su aleta temprana 032-2020 que “han optado por realizar alianzas con organizaciones que controlan estos sectores y con el propósito de facilitar la lealtad de las alianzas, establecieron una coordinación para el Suroccidente del municipio en el sector La Bolsa del barrio Belén Rincón de la comuna 16. No obstante, las alianzas han sido inestables”.

La presencia de esta organización, que puede representar el 20 por ciento de las estructuras armadas que no están en el espacio de conversación, ha sido un tema tratado en el espacio socio jurídico, desde donde se espera que también entren a un proceso de paz.

LAURA ROSA JIMÉNEZ 
EL TIEMPO MEDELLÍN

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