Seguridad y Gobierno, un asunto determinante en el Quindío/ opinión

hace 1 semana 4

Recientemente, al leer el cuento de Julio Cortázar titulado “Casa tomada”, una frase en particular me hizo reflexionar sobre la preocupación constante por la seguridad en nuestro departamento. La frase en cuestión es la siguiente: “Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios”. Esta descripción tan evocadora resalta la sensación de inseguridad, donde nos sentimos tan apretados, expectantes y desconfiados unos de otros que, aunque estemos acompañados, solo escuchamos nuestra propia respiración.

Desde aquel episodio en el que el grupo autodenominado Estado Mayor Central llegó al Quindío, hecho registrado en el diario El Quindiano el 1 de abril, volvieron a la mente de los ciudadanos las imágenes del pasado remoto. Atentados como el de Génova en 1985 y 1997, Pijao en 2001, por mencionar algunos eventos que figuran en la base de datos del Centro Nacional de Memoria. 

No solo recordamos lo sucedido, sino que también imaginamos las condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones, haciéndolas sentir como si hubieran sido afectadas personalmente. Así, el temor a las repercusiones siempre persiste como una percepción que se convierte en un imaginario colectivo.

Sin embargo, este desafío no es solo responsabilidad del gobierno departamental y municipal. La nueva amenaza que se suma al aumento del hurto a personas, hurto a establecimientos y el inicio de episodios de extorsión, pone a prueba los verdaderos resultados de la gestión.

La gobernanza eficaz implica concentrar y coordinar las capacidades institucionales para prevenir delitos o afectaciones a la vida y propiedad de los ciudadanos, anticipándose a las amenazas y neutralizándolas. Esto es fundamental porque el bien más preciado es la vida propia y la de nuestros seres queridos, y el derecho a proyectarla en libertad, coordinando los criterios para beneficiar a toda la sociedad. Creer que el aumento de recursos en fuerza policial y tecnología es suficiente sería un grave error, ya que los mecanismos de lucha contra el crimen siempre han sido reactivos y delegados únicamente a la Fuerza

La gobernanza eficaz implica concentrar y coordinar las capacidades institucionales para prevenir delitos, anticipándose a las amenazas y neutralizándolas.

No podemos garantizar una reducción de la criminalidad en ámbitos como el hurto o el microtráfico si no implementamos una política social agresiva que genere oportunidades para todos los ciudadanos, especialmente para los jóvenes del Quindío. 

Estigmatizar a los jóvenes es un error, ya que no todas las organizaciones juveniles están relacionadas con la criminalidad. 

La reciente encuesta del Observatorio Javeriano de Juventud muestra que el 46% de los jóvenes en Colombia dejan de estudiar por falta de recursos o la necesidad de trabajar, y que el 71% ve el emprendimiento como una oportunidad para mejorar su calidad de vida y la de sus familias. 

Es claro que una política social enfocada en los jóvenes es crucial para el desarrollo económico, la generación de empleo, el fortalecimiento de la educación y la adquisición de habilidades laborales.

Por lo tanto, la seguridad no solo se trata de medidas preventivas y el uso legítimo de la fuerza, sino también de una política social que prevenga el reclutamiento de grupos armados y organizaciones delictivas, dignifique a los jóvenes y los considere como una población determinante para nuestro futuro. La seguridad multidimensional es el camino hacia un desarrollo armónico de la sociedad.

¿Están contemplados en los planes de desarrollo ampliar las oportunidades sociales como medio para combatir el crimen?

Pablo Jaramillo Arango
C. Doctor en Estudios Políticos y Jurídicos

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