Luis Fernando Mejía: ‘Llamados del Presidente no son favorables para la inversión’

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Fedesarrollo es uno de los centros de investigación económica y social más grandes del país. En los años 2019 y 2020 fue catalogado como el mejor centro de pensamiento de América Latina por la Universidad de Pensilvania. Luis Fernando Mejía, su director ejecutivo desde el 2018, es un reflejo de la preparación de la organización.

Economista de la Universidad de los Andes con doctorado de la Universidad de Chicago, Mejía ha tenido una amplia trayectoria como investigador. También ha ocupado varios cargos en el sector público, pasando por instituciones como el Departamento Nacional de Planeación, el Ministerio de Hacienda y el Banco de la República.

Mejía nos recibe en las instalaciones de Fedesarrollo. Es una gran casa ubicada en el nororiente de la ciudad de Bogotá, con un jardín lleno de árboles en el que una única mesa con sombrilla sirve de refugio para el sol. Allí, el director habló del presente y futuro socioeconómico del país en entrevista exclusiva para EL TIEMPO.

El dato de crecimiento del 0,6% prendió las alarmas en varios sectores de la economía, ¿cómo lo ve usted?

Nuestra expectativa es que iba a haber una desaceleración de la actividad económica por el aumento de la tasa de interés del Banco de la República para bajar la inflación. Sin embargo, la magnitud de la desaceleración fue sorpresiva, puesto que, inicialmente, habíamos estimado un crecimiento del 1,5 por ciento. Con una preocupación en especial: el comportamiento de la inversión. El país cerró con la tasa inversión más baja en 18 años de historia económica. Ahí hay un elemento preocupante especialmente por las implicaciones de esto en materia de crecimiento de largo plazo del país.

La inflación en efecto viene cediendo...

Se está obteniendo el resultado deseado. Sin embargo, es pronto para cantar victoria: cuando usted compara la inflación de Colombia frente a los países pares de la región, como Brasil, Chile, México y Perú, todos ellos tienen hoy tasas de inflación por debajo del cinco por ciento y las han tenido ya desde hace varios meses. En Colombia, la persistencia se debe, entre otros factores, por la política fiscal que ha sido más expansiva que lo que se ha observado en la región, así que es una lectura positiva, pero con cautela porque la tarea todavía no está hecha.

Mencionaba una caída en la inversión, ¿cómo afecta esto a los hogares?

El año pasado, la inversión total cayó casi un 25 por ciento. Cuando hay contracciones en la inversión, esto implica una reducción de la capacidad productiva y, por ende, termina afectando la demanda de empleo. No sorprende entonces que, pese a las buenas cifras que tuvimos en la primera mitad del 2023, a partir de agosto la tasa de desempleo en Colombia ha venido aumentando.

¿Los mensajes del gobierno influyeron en la inversión?

Hay dos razones fundamentales para la contracción de la inversión. Como mencionaba, el aumento de la tasa interés es un factor que disminuye la capacidad de invertir, pero el más importante tiene que ver con la incertidumbre alrededor de reformas estructurales y anuncios sectoriales, que generaron condiciones adversas para que los empresarios invirtieran.

Estos llamados por parte del Presidente, con la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente, no son favorables para la inversión porque, en la práctica, puede implicar ‘rebarajar’ completamente las reglas de juego para todos los agentes económicos. En ese sentido, la decisión de un inversionista ante un anuncio de este estilo es esperar hasta que esa incertidumbre se resuelva y luego hacer un plan de inversión.

Entre las reformas más discutidas en estas semanas está la pensional, ¿cree que es necesaria?

Compartimos la intención del Gobierno de hacer una reforma al sistema pensional porque este no funciona bien; diría yo que es un fracaso. No cumple su objetivo fundamental, ya que deja por fuera a tres de cada cuatro adultos en edad de pensión. Además, deja en cabeza de los hogares una decisión muy difícil: elegir cuál sistema le conviene más, el público o el privado, y la respuesta no es sencilla. El tercer problema es que el 75 por ciento de los subsidios que entrega el régimen público le llega al 40 por ciento de más altos ingresos. Al 20 por ciento más pobre solo le llega el cinco por ciento de los recursos. Es un sistema altamente regresivo.

Nuestro análisis es que la propuesta del Gobierno avanza en resolver buena parte de estos problemas. El de la cobertura lo soluciona a través de un pilar solidario que les llegaría a esas personas que no cumplan los requisitos de una pensión. Al tener un sistema de pilares, quita este problema de tener que decidir cuál es el sistema que más le conviene. Y, además, al tener un pilar público que llega hasta tres salarios mínimos, está limitando el monto de los subsidios y elimina lo inequitativo. Nosotros sugerimos reducir el umbral a 1.5 salarios mínimos porque limita aún más los subsidios y reduciría el costo fiscal de la reforma.

Es director ejecutivo de Fedesarrollo desde el 2018.

Es director ejecutivo de Fedesarrollo desde el 2018.

Foto:Andrea Moreno

Otra de las reformas que más llamó la atención fue la de salud, especialmente tras las intervenciones a las EPS...

El problema financiero del sistema no es nuevo. Se observa un desbalance financiero en la operación de las EPS y de las IPS que obligó a la inyección de algunos recursos para tratar de solventar esas deudas. Ese monto que entrega el gobierno para las EPS, conocido como la unidad por capital (UPC), es insuficiente para cubrir la gran demanda de servicios de salud. Es importante que se haga un análisis más pausado sobre la necesidad y la suficiencia de los recursos que se están planteando desde el Presupuesto Nacional para poder cerrar esa brecha que ha persistido en los últimos años.

¿Aciertos y desaciertos del gobierno?

A pesar de las dudas que estamos viendo, yo diría que el Gobierno, en estos dos años, ha tenido un compromiso con el cumplimiento de la regla fiscal y, además, adoptó una decisión tremendamente responsable desde el punto de vista fiscal, pero altísimamente costosa desde lo político: el aumento del precio de la gasolina. Este aumentó más de un 50 por ciento en poco más de un año y resolvió, parcialmente, el déficit del fondo de estabilización del precio de los combustibles que superó los 30 billones de pesos en 2022. El reto más importante tiene que ver con la ejecución, que tuvo el peor desempeño en más de una década y las cifras en el inicio de este año no han sido favorables.

Lleva 6 años como director de Fedesarrollo, ¿qué tal ha sido esta experiencia?

Extraordinaria, mi paso por esta institución me ha enriquecido personal y profesionalmente. Fedesarrollo es el principal centro de pensamiento económico del país, además de ser catalogado como uno de los más importantes de América Latina, y me ha permitido estar vinculado con el debate de política económica y volver un poco a mi pasado reciente de la investigación. Un trabajo así existe en pocos sitios y por eso estoy feliz de estar acá.

Ha tenido una carrera una carrera que gira alrededor de lo tecnocrático, pasando por el DNP, MinHacienda y Banrep, ¿siempre le intereso un enfoque de esta naturaleza?

Totalmente. Lo que es inesperado es mi vinculación con la política pública. Mi énfasis siempre estuvo más en la investigación ‘pura’, pero, por cuestiones de la vida, terminé como director de política macro en Ministerio de Hacienda y Crédito Público, y eso me dio un conocimiento adicional que yo no anticipaba. Me permitió desarrollar una carrera en la política pública, primero como subdirector de Planeación y finalmente como director de la entidad. Hoy, como director de Fedesarrollo, me queda la lección de la importancia de combinar los elementos técnicos con la política pública.

Parte de su vida ha sido profesor. Experimentado de primera mano el sistema educativo, ¿cuál es su diagnóstico?

Preocupante por los retos que tiene el sistema. Por un lado, el envejecimiento paulatino en la población seguramente pondrá en riesgo la sostenibilidad de algunos programas; la revolución tecnológica y la inteligencia artificial también generará cambios importantes en lo que había sido un modelo tradicional de 5 años de educación a formaciones más cortas y específicas; y la calidad, que yo creo es el pendiente más importante por las brechas.

¿Algún mensaje para sus estudiantes?

Tengo dos consejos: no ser dogmático con las discusiones y con el conocimiento, especialmente con tanta polarización; y el segundo es abrir el círculo de discusión, escuchar personas de distintas carreras para tener una visión un poco más multidisciplinar de la economía.

JUAN ANDRRÉS BELTRÁN TÉLLEZ
​Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

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