En el amanecer tranquilo del sábado en el sector de La Cangrejera, corregimiento La Playa de Barranquilla, una sombra se cernía sobre la rutina cotidiana de sus habitantes.
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En el colegio Eduardo Santos Sede II, al que asisten niños de esta humilde comunidad de pescadores y vendedores ambulantes, se desató un suceso que dejó estupor y desolación entre sus pobladores.
Fue en la madrugada, cuando tres hombres desconocidos irrumpieron en la escuela. No lo hicieron por la puerta principal, ni por las ventanas, sino que escogieron el techo.
El valor de lo robado podría fácilmente superar los 20 millones de pesos, según las estimaciones iniciales.
Los delincuentes se llevaron desde sillas y mesas hasta tableros y utensilios de cocina, pasando por materiales didácticos vitales para la educación de más de 700 niños, nada parecía escapar de la avaricia de los intrusos.
Se llevaron los bacines, los lavamanos, el alambrado eléctrico, los enchufes... todavía había unos libros allá guardados, unos kits y unas cuestiones de los niños para sus jornadas
Jenny Escobar, fiscal de la Junta de Acción Comunal (JAC) del sector de Villa del Mar, contó que el colegio ya llevaba casi siete meses fuera de servicio debido a las fuertes lluvias que azotaron la región hasta mediados del año anterior. Este abandono y deterioro lo convirtieron en un blanco fácil para actos delictivos como el ocurrido recientemente.
"Se llevaron los bacines, los lavamanos, el alambrado eléctrico, los enchufes... todavía había unos libros allá guardados, unos kits y unas cuestiones de los niños para sus jornadas", contó la líder comunal.
El listado de lo robado parecía interminable, como si los ladrones hubieran saqueado no solo un colegio, sino también las esperanzas y los sueños de una comunidad entera.
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