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hace 2 semanas
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La violencia en Haití alcanzó niveles alarmantes con cientos de personas afectadas y desplazadas por pandillas que controlan áreas del país. Expertos enfatizan la urgencia de una intervención internacional coordinada para frenar la violencia, atender la crisis humanitaria y apoyar al pueblo haitiano en su búsqueda de estabilidad.
(Lea aquí: El consejo de transición de Haití elige a su nuevo presidente: ¿quién es el designado?)
De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en enero de 2024 se registró el nivel más alto de violencia en más de dos años, con un total de al menos 806 personas fallecidas, heridas o secuestradas en el país.
Históricamente, Haití ha vivido violencia extrema a causa de cerca de 200 pandillas que controlan grandes ciudades y zonas del país. Dentro del país, casi 314.000 personas han sido victimas de desplazamiento interno por esta misma problemática.
En este momento, barrios enteros de la capital, Puerto Príncipe, y otras ciudades están bajo el control de las bandas, lo que ha derivado en un toque de queda.
La violencia ha exacerbado la precaria situación humanitaria en el país. Miles de personas han sido desplazadas de sus hogares y miles más se encuentran en riesgo de hambruna. Además, el acceso a servicios básicos como la salud, la educación y el agua potable es limitado o inexistente en muchas zonas. Lo que dificulta la calidad de vida de quienes residen en el país.
“Vivo sin vida”. Así se refiere Louiphe Vilme, ciudadano haitiano, a su día a día como residente del país. La desesperanza y la resignación son generalizadas, haciendo que la vida pierda su significado para muchos en Haití. Louiphe afirma a su vez preocupación por el futuro de todos los haitianos.
“Después de todo, hay gente que no quiere que el país cambie. Y si el país no cambia, ahí acabaremos. La gente pequeña, como la gente grande. Nuestras vidas han terminado”, dijo.
Expertos advierten sobre la necesidad de una acción internacional
Diego Duarte, experto en asuntos internacionales, señala que la crisis actual en Haití refleja una democracia débil y un estado frágil, exacerbados por la influencia de grupos paramilitares ligados a la política y las economías ilegales. Esta combinación de factores ha llevado al deterioro del control territorial del Estado y ha generado un ambiente propicio para el surgimiento de la violencia y la inestabilidad.
En su análisis del reciente panorama político en Haití durante una entrevista para Plaza Capital, Duarte destacó la renuncia del ex primer ministro Ariel Henry como un síntoma más de la creciente violencia de las pandillas.
Miembros de una de las bandas más duras de Cité Soleil, un barrio pobre de Puerto Príncipe y el campo de batalla entre las bandas que ajustan cuentas.
Foto:Getty Images
Después de todo, hay gente que no quiere que el país cambie. Y si el país no cambia, ahí acabaremos. La gente pequeña, como la gente grande. Nuestras vidas han terminado
Además, señaló que la propuesta del Consejo de Transición como una posible solución enfrenta desafíos significativos en términos de legitimidad y capacidad para restaurar el orden en el país.
“Es un dilema difícil con respecto a las transiciones pacíficas al poder, (…) con esta propuesta de Consejo Transitorio, porque muchas de estas personas involucradas son consideradas como parte de la oligarquía de Haití”.
Sin embargo, el experto afirma que para que se consiga el éxito por medio del Consejo de Transición, este debe garantizar elecciones en un plazo máximo de tres a cuatro meses para evitar el caos.
Por otro lado, Shameel Silva, analista político, enfatiza que la historia de Haití como el primer país latinoamericano en independizarse ha dejado una profunda huella en su desarrollo. Destaca el legado de una larga lucha por la independencia y la persistente interferencia extranjera en los asuntos internos del país como factores que han contribuido a su situación actual.
Crisis humanitaria en Haití.
Foto:Jean Marc Herve Abelard / Efe
Silva resalta la necesidad de una intervención internacional profesional para controlar las pandillas y restaurar el orden público en Haití. Además, hace hincapié en la importancia de que la comunidad internacional adopte un enfoque solidario y respetuoso de la soberanía haitiana al brindar asistencia y apoyo para abordar los desafíos estructurales que enfrenta la nación caribeña.
Ambos expertos concuerdan en que la intervención extranjera es necesaria para controlar las pandillas y restablecer el orden público en Haití. Tanto Duarte como Silva hacen énfasis en que esta sea llevada a cabo de manera profesional, con el objetivo de evitar cualquier pérdida de vidas civiles y respetando plenamente la soberanía del país. Esto recordando la historia de intervenciones extranjeras en el país con resultados devastadores.
Es necesario abordar las causas subyacentes y las manifestaciones inmediatas del conflicto. Se requiere una acción internacional urgente para evitar un mayor deterioro de la situación y construir un futuro más estable y próspero para el pueblo haitiano.
La crisis en Haití es un desafío global que requiere una respuesta urgente y coordinada.
Por eso, los expertos piden a la comunidad internacional que se unan para frenar la violencia, atender la crisis humanitaria y apoyar al pueblo haitiano en su búsqueda de un futuro mejor.
SARA GACHARNÁ - Especial para EL TIEMPO
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