El reto de proteger la biodiversidad sin dejar de lado a las comunidades rurales

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La biodiversidad, en muchos casos, no puede entenderse sin la ruralidad. En Colombia, por ejemplo, muchas de las regiones más biodiversas son también las que, en su mayoría, tienen poblaciones o comunidades rurales en áreas dispersas. Basta ver a Cumaribo (Vichada) el municipio más grande del país, que es más extenso que Israel, Dinamarca o Costa Rica, y posee una de las regiones más ricas en recursos hídricos de Colombia, además de albergar el Parque Nacional Natural El Tuparro. Allí, en esa zona altamente biodiversa, solo 2.890 habitantes viven en zona urbana, mientras que los otros 70.812 habitantes del municipio viven en áreas rurales y sin ellos, según expertos, es imposible proteger y aprovechar de forma sostenible esa biodiversidad.

Es ese el debate que expertos en conservación plantearon esta semana en foro ‘Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Ruralidad en las Áreas Protegidas’, desarrollado con el objetivo de impulsar discusiones estratégicas en el ámbito ambiental con miras a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) que este año se realiza en el país. El encuentro fue organizado por Parques Cómo Vamos, el Centro para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Universidad Javeriana y otros actores no gubernamentales.

De acuerdo con los expertos que participaron del foro, uno de los grandes retos de conservar la biodiversidad, que será gran foco de discusión en la COP16, es incluir también a las comunidades rurales dentro de las estrategias de conservación, algo que hoy no siempre sucede. En ese sentido, Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), señaló que para el país uno de los grandes retos de conservar la biodiversidad en las áreas rurales es el conflicto armado, y cómo su crecimiento, por ejemplo en la región amazónica, es un freno a la protección del bosque.

“Los actores armados no son lo mismo que teníamos hace 20 años. Hablar de actores armados en genérico me parece un error. En este nuevo período que estamos viviendo lo que sí encontramos en datos es que hay una concentración sistemática de acciones sobre control territorial, de recursos naturales y de poblaciones específicamente en áreas colectivas ―sean campesinas, negras o indígenas― y en lo que se denomina como sistema de áreas protegidas”, señaló Botero.

Foro ‘Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Ruralidad en las Áreas Protegidas’.

Foro ‘Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Ruralidad en las Áreas Protegidas’.

Foto:Parques Cómo Vamos

 Según el experto, en esas zonas rurales los actores armados están enfocándose en actividades económicas que les permiten “sostener sus ejércitos y obviamente el control territorial y político”. Por ejemplo, la apropiación de tierras les está permitiendo a los actores ilegales, según Botero, controlar las áreas rurales al costo de afectar la biodiversidad de regiones como la Amazonia.

Por su parte, la ex-viceministra de Ambiente, Sandra Vilardy, señaló que no se ha reconocido la relevancia que tiene la biodiversidad para la economía del país, más aún en las áreas rurales. En su concepto, en un país como Colombia que es altamente vulnerable ante el cambio climático, los más afectados económicamente serán las poblaciones rurales que verán disminuir los recursos disponibles que entrega la biodiversidad, como ha pasado por ejemplo con los pescadores del río Magdalena.

“El primer acuerdo en el que deberíamos estar hablando y escuchándonos es: ¿tenemos claro que la tendencia cambió y lo que el clima nos va a imponer para nuestro desarrollo, lo tenemos claro? ¿Sabemos el nivel de incertidumbre hacia donde vamos caminando? Yo no sé si ustedes se ponen en los zapatos de un campesino en Fundación (Magdalena) con 38 °C haciendo cultivos o ganadería. Esa es la realidad que nuestros habitantes rurales van a tener que enfrentar”, señaló Vilardy.

Luego de las heladas y la sequía, fueron pocas las matas de papa que se salvaron.

Los cambios en el clima afectarán gravemente a las comunidades campesinas que  dependen en gran medida de la biodiversidad y el funcionamiento correcto de la naturaleza. 

Foto:Julián Ríos Monroy. EL TIEMPO

Para la experta, esa “ecodependencia” es más difícil de gestionar en los entornos rurales que urbanos, donde la biodiversidad es aún más relevante en la economía local, pero también en los servicios ecosistémicos prestados a la población. “En las ciudades lo gestionamos. Hoy estamos gestionando en Bogotá la falta de agua. Pero, ¿la gente en territorio, en la ruralidad, qué? Entonces, basado en eso, para mí es tan importante que exista un nuevo acuerdo que reconozca que como individuos, como sociedad, como economía, dependemos del buen funcionamiento de la naturaleza para seguir generando bienestar”, destacó la investigadora.

Finalmente el exviceministerio de Agricultura, Darío Fajardo, señaló en el encuentro que en el país existe una “invisibilización de las reservas campesinas”, lo que bajo su concepto es preocupante porque muestra “un desprecio a los campesinos, que es una constante en la sociedad colombiana”. Para Fajardo, sin embargo, las reservas campesinas, incluyendo en ese concepto a las comunidades afro e indígenas, han mostrado un valor importante en acciones de conservación y restauración de la biodiversidad en el país.

“En la Zona de Reserva Campesina El Pato-Balsillas (Caquetá), tuvimos una experiencia muy interesante con unas comunidades que están fuera de la reserva, pero ellos querían ser incluidos. Cuando trabajamos en los mapas con esas comunidades vimos que aún fuera de la reserva campesina había un proceso de restauración de bosque”, destacó Fajardo.

EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
@CAICEDOUCROS | @ELTIEMPOVERDE

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