Dávinson Sánchez vive su gran resurrección con la Selección Colombia: titular, gol y seguridad

Dávinson Sánchez desplegó sus alas, alzó vuelo, fue al encuentro de la pelota con la certeza de recibirla con la cabeza, por encima de todos la acomodó sin siquiera ver dónde era que la ponía, a un ángulo, el arquero paralizado y sus compañeros vibrando, así fue su gol el pasado viernes contra Costa Rica, el segundo de la victoria de Colombia 3-0 en la Copa América. Dávinson lo había buscado con la obsesión de un delantero, como quien quiere sentir eso de los abrazos, como quien vive una resurrección fundamental para la Selección.

Dávinson corrió, celebró con pose de artillero, como si fuera una celebración ya preparada, como si presintiera que ese iba a ser su gran partido. Luego, cayó en cuenta de algo importante, fue por la camiseta número 3, la de su compañero Jhon Lucumí, lesionado, y le dedicó el gol, en un gesto de amistad que demuestra su compañerismo, su liderazgo. Dávinson cumplió así con todo lo que tenía preparado. 

Dávisnon, seguridad y experiencia

“Dávinson, varias veces el balón le llegaba a usted antes de que anotara, ¿era jugada preparada?...”, le preguntaron al final del partido. Y Dávinson respondió como responden los jugadores de su experiencia: “Es olfatear un poco donde los delanteros suelen llegar, l o trabajamos, no es casualidad”, dijo.

 Y sí, cada que Colombia levantó la pelota encontraba ese faro vigilante dispuesto a ganar todos los duelos. Hasta que se le dio. Y lo merecía, como para que no quede duda de su importancia, no solo en la fase defensiva, en la que ha tenido dos partidos sin problemas.

Dávinson ya es un jugador curtido, sordo a las críticas, ciego a los reclamos. Cuando no ha estado en su mejor nivel, ha recibido los ataques, se le ha cuestionado su titularidad con la Selección, le pasó en su etapa final en el Tottenham, donde perdió continuidad y la falta de competencia se notaba con Colombia, algunos errores graves lo dejaban en la palestra. Pero él sigue ahí, demostrando con su trabajo diario en el Galatasaray de Turquía que es un defensor vital para Colombia.

No es secreto que necesitaba un partido así, impecable, y qué mejor que con un gol para certificar que sigue siendo bastión, consciente de que atrás vienen empujando otros zagueros, el propio Lucumí, Carlos Cuesta, Yerry Mina. Hay competencia, así que Dávinson, a sus 28 años, no se puede descuidar. En la eliminatoria ha jugado 4 partidos, 3 de titular, de los 6 que se han jugado. En la Copa América jugó los dos partidos del grupo.

Contra Costa Rica tuvo su mejor despliegue; como el rival casi no atacaba, él salió desde su cueva para empujar. Sánchez representa el buen momento de la Selección. Y cuando se lo preguntaron, dijo: “Es una Selección que tiene un nivel muy parejo, no solamente desde la fase defensiva, hemos visto que todo el mundo adelante ha ganado su lugar y ha estado a la altura”.

Dávinson Sánchez abrió sus alas y voló por su gol, ahora aterriza, está de nuevo en tierra, listo para cumplir su función primordial en la defensa contra el temible ataque de Brasil. Está preparado.

PABLO ROMERO

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