‘Colombia está en deuda con todas las primeras damas’: Felipe Zuleta Lleras

hace 3 meses 11

El periodista Felipe Zuleta habló con EL TIEMPO a propósito de la publicación de su nuevo libro, Las primeras damas, de Intermedio, el cual será presentado el 14 de marzo en el Gimnasio Moderno de Bogotá. 

"A mí me pareció interesante saber cómo funciona la vida de una primera dama. Ellas hacen una cantidad de cosas que el país no les reconoce y a eso hay que sumarle que el cargo no existe", dijo.

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¿Por qué abordar el poder presidencial desde las primeras damas?

Porque nunca se había escrito un libro sobre las primeras damas en Colombia. A mí me pareció interesante saber cómo funciona la vida de una primera dama. Ellas hacen una cantidad de cosas que el país no les reconoce y a eso hay que sumarle que el cargo no existe. Como dice doña Lina Moreno, es un objeto jurídico no identificado (ojni).

Las primeras damas, libro de Felipe Zuleta

Las primeras damas, libro de Felipe Zuleta

¿Alguna razón para abordar desde Carolina Isakson de Barco y no desde antes?

Más atrás era muy difícil porque la mayoría están muertas, excepto doña Nidia Turbay. Carolina Isakson está muerta, pero conocí a la familia Barco muy bien desde muy chiquito y trabajé los cuatros años con el presidente Barco. Teníamos que ponerle un límite.

¿Por qué ser tan anecdótico y que la narración recaiga sobre ellas? ¿Por qué esa intencionalidad de decir que la voz la tienen ellas?

Las anécdotas son parte de la vida y nos dejan saber cómo era la casa presidencial. Por ejemplo, casi todas en común hablaron de que encontraron brujería en la Casa de Nariño. Todo eso es inédito. Además, a todas les pasaron cosas y vivieron los mejores y peores momentos. La anécdota hace que el libro sea interesante porque está lleno de información que no se conocía.

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Recientemente se está poniendo en duda el papel de la primera dama, incluso hay proyectos que buscan acabar con la figura, ¿qué opina de esto?

La figura no existe jurídicamente. Lo que deberíamos hacer es asumirla. Las primeras damas hicieron proyectos importantes a través de las consejerías presidenciales y el ICBF. Ellas no tienen presupuesto y no tienen despacho. Lo que creo es que el país debería reglamentar y darles funciones. Ahí el problema es que no son servidoras públicas. Ese debate ya lo dio la Corte Constitucional, que dijo que el cargo no existe y su despacho no existe.

Primeras damas

Las primeras damas: Ana Milena Muñoz, Lina Moreno, María Clemencia Rodríguez, María Julian Ruiz y Verónica Alcocer.

Ya que habla de esa sentencia, ¿cambió en algo la figura después de eliminarse el despacho de la primera dama?

No, yo lo que creo es que la primera dama lo que hace es convocar. Si ella llama a los empresarios o un instituto descentralizado y los cita a una reunión para un plan nacional de vacunación, pues van. Si ella no hace el llamado, pues no van. Si se ponen a mirar, todas dejaron cosas importantes. Carolina Isakson dejó las madres comunitarias del ICBF y la Fundación Matamoros; Ana Milena Muñoz dejó Colfuturo y Batuta; Nohra Puyana de Pastrana, todos los programas lúdicos y congregar a las familias después del terremoto del Eje Cafetero. Una por una, han hecho cosas importantes y el país no se los ha reconocido. Pero, eso sí, para joderlas por un vestido sí están dispuestos.

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¿Qué ha pasado para que las dos últimas primeras damas, María Juliana Ruiz y Verónica Alcocer, sean tan criticadas?

Yo creo que el país ha sido injusto con ellas. A María Juliana la jodieron por un vestido y por un viaje a Panaca, y a Verónica la joden porque baila o no baila y porque dice o no. El problema es que no somos agradecidos. Yo creo que todas las primeras damas les han contribuido al país y a sus maridos.

Felipe Zuleta Lleras

Felipe Zuleta Lleras.

Foto:

Sergio Acero. EL TIEMPO

¿Estas historias permiten un acercamiento distinto al registro histórico de esas presidencias?

Una cosa es la política y lo personal que pasa dentro de las casas presidenciales. Una cosa es la actuación en la arena política y otra es cuando llegan a palacio o Hatogrande. Finalmente son familias con problemas como cualquier otra y eso no lo vemos los colombianos. Todas tuvieron momentos difíciles. A mí me conmovió mucho oír a Nohra: se le escurrían las lágrimas cuando me hablaba de la tragedia de Armenia.

Desde el feminismo también se ha expresado críticas sobre la primera dama, pues se dice que termina viendo a la mujer en función de un hombre, el Presidente, ¿lo ve así?

Miren, doña Lina Moreno de Uribe, a quien no conocía y que me pareció maravillosa, me dijo así: “No hay primera dama, ¿si uno es primera dama, las otras son de segunda?”. Miren el acercamiento que hace ella al término. Desconocer la labor de una primera dama es necio porque repito: si cogen mi libro, se dan cuenta de que todas hicieron cosas. Una excepción es la esposa de Carlos Lemos Simmonds, doña Marta Blanco. Solo fue primera dama 10 días. Lo que ella no hizo como primera dama sí lo hizo en 50 años de servicio al país. Todas hicieron y todas tienen historias en común. Por ejemplo, Jacqui Strauss nos contó esa vez que el fiscal Valdivieso intentó meterla presa y nos contó que su esposo tuvo que llamar a Valdivieso y le dijo: “No se meta con Jacqui, no sea cobarde. Métase conmigo”. Hasta tuvo que ir al aeropuerto a recogerla en helicóptero para que no la cogiera.

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¿Por qué abordar a Marta Blanco, si estuvo tan poco tiempo en la designación?

Porque igual fue primera dama, así fuera 10 días. No me parecía decente dejarla por fuera porque hubiese sido discriminatorio. Además, quiero decirles que el capítulo de Marta Blanco es uno de los más divertidos de todo el libro. Fue el que más me disfruté por las anécdotas. Por ejemplo, cuando Lemos venía a posesionarse desde Londres, se le ocurrió traerse unos cisnes para la Casa de Nariño y resulta que están protegidos por la Casa Real. Igual le dieron el permiso para traer dos cisnes, que se murieron en el avión. Pero tanto fue el ruido que les tocó mandar a comprar unos gansos para meterlos en las piletas de Palacio.

Felipe Zuleta Lleras

Felipe Zuleta Lleras.

Foto:

Sergio Acero. EL TIEMPO

¿Su ejercicio permite conocer la parte humana de presidencias tan contaminadas de tanta política?

De las nueve damas que usted perfiló, ¿considera que la historia ha sido injusta con alguna de ellas?

El país está en deuda con todas las primeras damas. Uno asume que están allí, pero cuando se ve todos los programas que hicieron y todas las dificultades que enfrentaron, uno se da cuenta de que no les hemos agradecido lo suficiente a ninguna.

Ante los detractores de la figura de la primera dama, ¿qué les diría?

Que no seamos desagradecidos, que todas las primeras damas han sido importantes para el país. Más que leer mi libro, solo les pido que piensen en las situaciones tan jodidas que enfrentaron los gobiernos y vean lo que ellas hicieron por el país.

Primera dama

María Clemencia Rodríguez, María Julian Ruiz y Verónica Alcocer.

¿Encontró un perfil más político que otro entre las nueve primeras damas que menciona en su libro?

No, todas muy preparadas. Incluso miren que Ana Milena tiene dos carreras. Todas estaban muy preparadas. No conozco el trasfondo educativo de Verónica Alcocer, pero con las que yo estuve fueron muy preparadas.

¿Eso quiere decir que con la actual primera dama no estuvo?

No pude. No soy la persona más querida por el presidente Petro. Yo traté de buscarla por todos los medios y no lo logré. Es una lástima porque la gente que la conoce dice que es estupenda, graciosa y querida. La cosa política me lo impidió y me quedé con esa frustración.

¿En ese caso recurrió a terceros?

Claro, y voy a hacer una confesión: el capítulo de Verónica me quedó desapacible. Tal vez me dejé llevar de las creencias personales por el presidente Petro. Releyendo me dije que cometí un error.

¿Hubo alguna que fuera como el ‘poder detrás del trono’?

No, todas muy respetuosas del cargo de sus maridos. Yo les pregunté si hablaban de los temas de gobierno con los presidentes y me decían que si ellos ponían el tema, pero todas muy respetuosas. Todas coincidieron en que el presidente les comentaba los temas, pero no siempre les hicieron caso. A veces hacían todo lo contrario.

Felipe Zuleta Lleras

Zuleta (Bogotá, 1960) es abogado del Externado, pero le apostó al periodismo desde hace 35 años.

Foto:

Néstor Gómez/ EL TIEMPO

Lina Moreno causó conmoción en su momento porque apoyó a Alonso Salazar a la alcaldía de Medellín mientras era primera dama. ¿Ellas le hablaron de cómo era ese silencio político que muchas guardaron?

No, la verdad es que con ninguna hablamos de política. Yo lo hice un poco con intención porque seguramente me hubiesen cambiado de tema. No quería que fuera un libro político, sino la historia de ellas.

Hablando de esa arquitectura del libro, ¿cuáles fueron esos retos, más allá de lo de Alcocer?

Primero, convencerlas. No fue fácil. Al principio ninguna quería hablar y dudaban de su importancia. Fue difícil convencerlas. Luego fue difícil conseguir los espacios para hablar por horas. Lo que creo es que cuando se dieron cuenta de que no era un libro político o agresivo, me ayudaron. Es un libro escrito a muchas manos porque todas se tomaron el tiempo para volver a hablar. No tengo cómo agradecerles la dedicación de cada una de ellas. Ahora el 14 de marzo, en el Gimnasio Moderno, vamos a hacer un conversatorio con todas ellas, que va a manejar María Lucía Fernández.

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¿Y todas van a ir?

Sí, menos Verónica. Convocarlas no fue idea mía. Eso fue de Tutina. Un día le dije a Jacqui y ella me dijo que claro. Entonces Samper me dijo que por qué no trataba de que fueran todas. Yo respondí que eso debía ser muy difícil. Pero entonces llamé a María Clemencia y me dijo sí, pero si van todas. A eso agregó: “Ese día le vamos a demostrar al país polarizado que seis primeras damas, sin que sean amigas, se pueden sentar a conversar”. Es un hecho político importante. Nunca ha pasado que las primeras damas se sienten a conversar.

Ya que habla de este conversatorio, ¿alguna hizo referencia a intentos de acercamientos entre ellas en medio de los choques entre los últimos presidentes?

Yo le hice esa pregunta a doña Lina y a Tutina. Ellas tuvieron encuentros para conversar sobre las diferencias entre Uribe y Santos. Ellas trataron de solucionar el tema, pero es que la pelea política fue enorme. Ellas hablaron del tema. Incluso doña Lina me dijo algo muy gracioso: “¿Y es que desde cuándo uno no se puede tomar algo con una amiga?”. A eso Tutina agregó que se habían encontrado en tres ocasiones para hablar de eso.

JUAN SEBASTIÁN LOMBO DELGADO
REDACCIÓN POLÍTICA

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