'Esto es pura playa, el río Magdalena se perdió’; el lamento del sur del Atlántico

hace 4 meses 28

En los pueblos del sur del Atlántico el agua potable cada día escasea más. Es una lucha permanente y una zozobra la que hombres y mujeres lidian por tener algo de agua para sobrevivir en una de las zonas más calurosas del Caribe colombiano.

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Campo de la Cruz, ubicado sobre la banda oriental del departamento, en donde habitan unas 30 mil personas, es el que sufre más en estos momentos.

En este punto, los niveles del río Magdalena han bajado de manera dramática, al punto que el brazo que pasaba frente al pueblo se secó.

“El río Magdalena cada día se aleja más de esta orilla”, dice Pedro Cantillo, un hombre de 57 años de edad que tiene una parcela frente al río, justo donde se encuentra la bocatoma del municipio.

Sequía en el sur del Atlántico

Aspecto general de la plaza de Campo de la Cruz, uno de los pueblos más golpeados por la falta de agua potable.

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Vanexa Romero / EL TIEMPO

En este lugar es donde se puede dimensionar el problema que golpea a los camperos. El punto de captación del acueducto se encuentra sobre una barcaza, la cual se encuentra sobre un canal artificial que debieron abrir con retroexcavadoras para mantener el servicio en el pueblo.

El río Magdalena que llegaba al frente de las tierras de Cantillo se desvió. Ahora un islote de arenas blancas de casi un kilómetro de extensión formado por la sedimentación. Esta isla es aprovechada por algunos labriegos para sembrar de yuca y maíz.

Sequía en el sur del Atlántico

La retroexcavadora que trabaja para mantener un canal que lleve agua al acueducto.

Foto:

Vanexa Romero / EL TIEMPO

Las corrientes del afluente están arrecostadas sobre las orillas del frente, en el departamento del Magdalena, generando problemas de erosión en municipios como Salamina.

Para que el agua fluya por el canal artificial hasta la dársena del punto de captación hay tres retroexcavadoras que trabajan de manera permanente dragando el lugar.

La lucha para evitar que la boca de este canal es constante, las palas de las maquinas sacan a diario toneladas de arena. 

Sequía en el sur del Atlántico

El punto de captación del acueducto de Campo de la Cruz fue movido a un canal artificial ante los bajos niveles del río Magdalena..

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Leonardo Herrera / EL TIEMPO

Para agilizar los trabajos, hace una semana la Gobernación del Atlántico tomó la decisión de declarar la Calamidad Pública y así afrontar los efectos que ocasiona el fenómeno de El Niño y los efectos de la sequía en el sur del departamento. 

Declarar la Calamidad Pública nos permite actuar más rápido, de manera más eficiente ante estas situaciones en las que los ciudadanos piden que el Estado intervenga de manera efectiva

“Declarar la Calamidad Pública nos permite actuar más rápido, de manera más eficiente ante estas situaciones en las que los ciudadanos piden que el Estado intervenga de manera efectiva”, dijo la secretaria de Agua y Saneamiento Básico del Atlántico, Lady Johana Ospina.

La alcaldesa de Campo de la Cruz, Vanessa Torres, reconoce los esfuerzos y ayuda de la Gobernación, pero no oculta su preocupación por los bajos niveles del río y los pronósticos del Ideam que advierten que el verano se extenderá hasta marzo.

“La presión del agua llega baja, solo podemos atender una parte del pueblo. Los barrios que están más alejados del Centro del municipio nos reciben el servicio. Allá estamos llevando carrotanques”, dijo la mandataria quien piensa que ante la sequía que cada día aprieta más ya sede ir pensando en un plan B.

El pozo de la señora Malvia

Los habitantes del barrio La Imaculada, donde la presión del agua no alcanza a llegar hasta las casas, ha vuelto a servirse de un pozo artesanal, que por el momento los ayuda a sofocar la situación.

Sequía en el sur del Atlántico

Malvia González tiene un pozo en el patio de su casa del que se extrae agua salobre que es utilizada por muchas familias.

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Vanexa Romero / EL TIEMPO

‘El pozo profundo’, como lo llaman los habitantes del sector está en la casa de Malvia Gonzalez, una mujer de 63 años de edad, madre de tres hijos, que desde hace más de 25 años cuenta con este pozo localizado en todo el centro del patio de la casa.

Debajo de árboles que nim y trupillo, que sirven de paraguas para proteger de la canícula de las 11 a.m. a las personas que llegan con tanques, baldes y pimpinas plásticas en busca de agua.

esta agua es muy salobre, no permite que el jabón de espuma. Con decirle que daña la ropa y pone el pelo tieso y la piel áspera

Allí impulsado por una pequeña motobomba, conectada a una instalación eléctrica artesanal, del pequeño orificio brota agua que calma la necesidad del barrio.

“No es agua para tomar ni bañarse o lavar ropa, menor para cocinar”, señala Malvia, una apacible mujer tostada por el sol y golpeada por el dolor de la perdida reciente de su esposo, “esta agua es muy salobre, no permite que el jabón de espuma. Con decirle que daña la ropa y pone el pelo tieso y la piel áspera”, dice ella para explicar que la usan para lavar los baños, trapear pisos, y algunos utensilios de la cocina. “Algo es algo”, agrega.

Pero Yanelis Mercado, una morena de ojos vivaces, que habla sin desparpajos dice que ella en más de una ocasión le ha tocado usar esta agua para bañarse: “mire como tengo el pelo: áspero de tanto echarme esa agua”, sostiene ante de soltar una carcajada, y reclamar al municipios que envié más carrotantques con agua potable.

Agricultores y ganaderos en aprietos

“Estoy que cierro mientras esto se mejora”, manifiesta preocupada Martha Rivera, quien está al frente de una cooperativa de pequeños ganaderos en el sur del Atlántico.

Rivera dice que de los 1.300 litros de leche que estaban recogiendo hoy apenas llegan a los 250. “No alcanza ni para pagar los gastos. Estamos trabajando a perdida”, dice en tono desconsolada la mujer cuyo centro de acopio es el municipio de Campo de la Cruz y el corregimiento de Algodonal.

Sequía en el sur del Atlántico

La preocupación de los agricultores es grande por la falta de agua y las perdidas que han tenido por la sequía.

Foto:

Vanexa Romero / EL TIEMPO

Los pastos están secos y el riesgo para la cría y levante de ganado es que los canales que llevan agua a varios sectores también se secaron.

“Toda el área rural está afectada por esta sequía”, confirma Carlos Daniel Ariza, técnico de la Umata de Campo de la Cruz, al indicar que el verano ya arrasó con cultivos de yuca, maíz, melón, tomate. “El tema es que esto apenas comienza y estas personas no tienen otro medio de subsistencia”, agrega.

Para que el agua llegue a los cultivos de la zona rural, los Bomberos del Municipio trabajan con pico y pala y una motobomba en el sector de San Pedrito, buscando que fluya la corriente hacia los canales que abastecen el Distrito de Riego de Suan-Santa Lucía.

Estos canales bañan cultivos de Campo de la Cruz, Suán, Santa Lucia, Repelón y Manatí. “Cada día esto se complica más, el río se aleja del sur del Atlántico y el brazo se seca. Los que más sufren son los pequeños campesinos que ven como se les pierden sus cultivos”, dijo el capitán de bomberos de Campo de la Cruz, Ciro Pupo Fonseca Martínez, quien de paso preside la Asociación de Campesinos de Campo.

Como si fuera poco, las altas temperaturas están provocando casi que a diario incendios forestales. El corresponsal de EL TIEMPO fue testigo de uno entre Campo de la Cruz y Ponedera, donde el fuego, devoró unas 20 hectáreas de pasto seco.

“Esto parece que fuera tierra de fuego”, contó un campesino que desde la carretera veía como la candela arrasaba con todo y aseguró que ya era común entre los finqueros salir a sofocar incendios casi que a diario.

Caen lluvias

La primera semana de febrero cayeron unas lluvias aisladas sobre varios pueblos del sur del Atlántico, lo que ayudó a refrescar la tierra y a los animales.

Lo triste fue el agua no llegó sola sino acompañada de fuertes brisas que provocaron estragos en Campo de la Cruz y Suan, donde una casa se vino abajo y otras quedaron sin techo.

“Estos calores lo que hacen es generar estos trastornos del clima”, dice Edwin Polo, el presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Villa Estadio en Campo de la Cruz, Edwin Polo, uno de los sectores que resultó más afectado por el último vendaval.

Reacción de la Gobernación del Atlántico

“Vamos a garantizar que no exista un desabastecimiento total de agua en Campo de la Cruz”, ha sido la sentencia del Gobernador Eduardo Verano, quien reconoció lo critico de la situación.

Sequía en el sur del Atlántico

La sequía en el sur del Atlántico es palpable. Aspecto de lo que fuera la rivera del río Magdalena, hoy mantienen un canal artificial.

Foto:

Vanexa Romero / EL TIEMPO

Además de los canales artificiales que en estos momentos tratan de mantener tres retroexcavadoras contratadas por la Gobernación para mantener con agua el acueducto de Campo de la Cruz, Verano no descarta también trasladar la barcaza de captación unos 800 metros río adentro, que es donde se encuentra el caudal más grande del cuerpo de agua.

“Esta tercera medida será necesaria si, en un caso extremo, el río presenta niveles muy bajos, lo que nos obligaría a hacer un trasvase del agua para así garantizar que el caudal llegue hasta el punto de captación”, detalló la secretaria de agua del Atlántico Lady Ospina.

En medio del sopor de las una de la tarde, Pedro Cantillo el hombre que toda su vida ha vivido en una pequeña finca ubicada al lado de la bocatoma de Campo de la Cruz, mira como frente a sus tierras ya no se ve la caudalosa y violenta corriente del río Magdalena.

Con la tranquilidad de los años y la sabiduría del hombre del campo, Pedro levanta el ala del sombrero y deja entrever sus ojos y vuelve a repetir lo que la ha dicho a todo el que llega hasta ese paraje: “compa esto es pura playa, el río hace rato que se alejó de estas tierras”.

LEONARDO HERRERA DELGANS
Enviado especial de EL TIEMPO al sur del Atlántico
Escríbeme a leoher@eltiempo.com
X: @leoher70

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